El barco de la vida nunca se detiene aunque le toquen noches oscuras, aguas revueltas y tormentas terribles. Sigamos navegando, chicos, juntos, como siempre. Porque estoy segura que muy pronto habrá un amanecer lleno de sol para todos nosotros.
[Belen, en el Libro de la vida. Capítulo 137, 1998]
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