Saturday, May 18, 2013

Mensaje final teatro 1999

BELEN: ¡Hola, chicos! Es cierto, así como escribimos una historia, la tuya, la mía, la nuestra...
Abrimos la ventana de los sueños y nos lanzamos por el tobogan de la infancia hacia una historia sin fin, llena de luz de la cual somos protagonistas, porque le pusimos nuestra risa, nuestra emoción, nuestras ganas y el alma...
De pronto parece que algo se fue, que todo cambia...

MILI: Es cierto que todo cambia, que cada uno de nosotros empieza a caminar su propio camino, y de eso se trata de dejar el nido, de iniciar el vuelo de sembrar la semilla en otro lugar, de encender nuevas luces. Y sentimos una especie de caricia un poco triste del tiempo que quedo atrás.

JIME: Es bueno pasar por tormentas, luchar para avanzar, caernos, levantarnos, dudar, preguntar: ¿Jime, estás ahí? Y que de adentro una voz muy chiquita te conteste: Si, esta que soy la elegí yo.

MOSCA: Y nos vamos dando cuenta que nada quedo atrás, que todo lo vivido está adentro, que late en nuestro corazón y que nos pertenece, que ya forma parte del equipaje que llevaremos junto a nosotros mientras dure nuestro viaje por la vida.

GEORGIE: Y en este viaje habrá de todo: alegrías, penas, encuentros, desencuentros, abrazos, besos, agujeritos y sobre todo estarán todos los chiquititos que fuimos cuidando de los grandes que deseamos ser no se pierdan. Nunca se olviden que la vida es un viaje de ida y vuelta al corazón.

CORCHO: Por eso no nos quedemos solo con lo que la vida nos presenta:
arriesguemos, elijamos, saltemos, crucemos, corramos, hagamos, volvamos y dejemos atrás todo puerto seguro.

NICO: Volemos, que los sueños siempre tienen alas y la esperanza nunca se rinde.
¿Se acuerdan? Yo una vez hice un avión y volé después me di cuenta que no necesitaba alas, que el pájaro era yo y la vida el vuelo.

BELEN: Por todo esto quiero que siempre vamos a estar juntos, atrapando todos los vientos con las velas del alma, a explorar, a soñar, a descubrir... Busquemos rinconcitos de luz para sembrarlos con las manos abiertas, y el asombro intacto de volver a empezar cada día un nuevo camino hacia nuestro corazón. Los amo.

1999

 

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