De tu forma de querer aprendí que el amor puede llegar a transformar cada pensamiento oscuro en pura luz, como lo eres tú ahora. Y me di cuenta de que el amor también nos hace apreciar la soledad. Porque solo estando cara a cara con mis miedos y con mis dolores podría regar mi alma para permitirle crecer a la semilla del amor que Dios ha sembrado en mí... y en todos.
Deseo que cada vez que abramos una ventana al cielo, te encontraremos ahí, nuestra hermosa estrella, brillando con todo tu esplendor, regalándonos sonrisas, juegos, canciones, ganas de bailar, sueños, cuentos y mucha fe en lo que vendrá.
Gracias por el milagro de Belén.